
Before sunrise y el amor real
Quizás de las más reales demostraciones de amor que el cine nos ofrece, "Before sunrise" (1995) se convirtió en una de mis películas preferidas el minuto que rodaron los títulos. Famosa por sus largos y tan reales diálogos, este filme logra proyectar a la perfección lo que es el amor en sus primeros instantes. Esa etapa en la que con cada mirada, cada palabra o roce de piel un arsenal de mariposas deciden infestar tu estómago y adueñarse de tu cuerpo. Gracias a su simple pero no menos hermosa cinematografía, la complejidad de los personajes es digna del papel protagónico.
Interpretados por Ethan Hawke y Julie Deply, “Jesse” y “Celine” pasan una noche en la ciudad austríaca de Viena, tras conocerse en un tren por pura, o no, casualidad ese mismo día. Los jóvenes conectan automáticamente a pesar de sus diferentes nacionalidades e infancias. Ambos soñadores, aunque cada uno a su manera, y amantes de las contradicciones, consiguen verse el uno en el otro, entablar conversaciones profundas e íntimas y no tan lentamente enamorarse.

Ahora bien, ¿qué es enamorarse? ¿Qué tipo de sustancia química se desprende en nuestro cuerpo para estar en constante búsqueda de algo que al fin y al cabo nos va a terminar lastimando? ¿Por qué, nosotros, los seres humanos, nos sometemos a este juego interminable de dolor y pasión? ¿Si tán profundamente nos hiere este llamado amor, cuál es la razón por la cuál lo necesitamos para vivir? Creo que nuestros adorados Jesse y Celine son la respuesta a estas preguntas. La euforia, la adrenalina y el misterio que nos brinda el amor romántico hacen que las miserias que lo acompañan valgan la pena. Ese sentimiento de conocer, de estar y pasar por lugares y personas desconocidas son los que nos terminan enriqueciendo cómo personas y haciendo de la vida algo más interesante. Además de estar acompañados por un ambiente que enamora hasta a los más insensibles, una ciudad jóven y llena de historia, nuestros
protagonistas sufren de algo similar: la realidad.
protagonistas sufren de algo similar: la realidad.
Para poder atravesar y hacer de ella menos dura, buscan refugiarse en la compañía del otro, en su amor. Mediante reflexiones y conversaciones filosóficas, Celine se busca a sí misma en Jesse, al igual que éste en ella. Para el beneficio de ambos, lo que terminan encontrando en el otro es algo mucho más profundo y sincero; sus propios defectos y
temores. Jesse es todo lo que Celine necesita y no sabe, lo que inconscientemente busca. Es la caída a realidad que ella tanto posterga y decide evitar, con el objetivo de mantenerse en su cabeza y que su seguridad perdure en ella. A su vez, Celine tiene algo que a Jesse le falta; soñar y dejarse llevar. Nuestra protagonista francesa no solo es capaz de mantener la fé en la humanidad, si no qué en ella misma también. Por más de que por momentos no lo demuestre ni aparente, tiene más confianza en ella misma de lo que cree, algo de lo que Jesse carece.

Sus discusiones no tienen un rol menor en lo que conlleva al filme, creo que sin estas su relación estaría en falta de emoción y exaltación, cosas necesarias para ambos. Por más que la psique de cada uno funcione de manera única y distinta, hay algo que los dos saben que no van a poder encontrar en otra persona, algo que los une y hace de esta conexión una tan pura y auténtica.
La realidad es, qué por más difícil que sea la situación en la que uno se encuentre, todo se resume en la búsqueda del amor y su concretación. Elegimos aceptarlo, con toda la confusión que este trae encima, con un único fin; el cual aún no logro descifrar.
