​​​​​​​Buenos Aires en la era del amor virtual
“Hacer fotos: una manera de redescubrir la ciudad y la gente, buscar la belleza aún donde aparentemente no la hay, observar es estar y no estar, o tal vez estar de una manera distinta.” Esta es una de mis frases preferidas de una película que rápidamente entró en la categoría de mis favoritas. Medianeras (2011) dirigida por Gustavo Taretto, logra ser la representación visual perfecta de tan hermosa línea. Este filme tuvo la capacidad de relatar de una manera delicada y sutil los hechos más cotidianos de un bonaerense promedio, sacando de ellos una belleza inusual.
Muestra los acontecimientos y vivencias de Martín (Javier Drolas) y Mariana (Pilar Lopez de Ayala), dos jóvenes con mucho en común que son separados por un edificio. Sin saberlo, estos dos se acercan cada vez más el uno al otro, siendo el espectador el único consciente de esta serendipia. Ambos viven en la calle Santa Fe, una avenida muy poblada y poco silenciosa de la capital bonaerense. No es casualidad que estos dos, podría decirse ermitaños, viven en esta calle tan emblemática y recurrida, cuando en realidad poco lo necesitan. Martín es diseñador gráfico, adicto a la computadora y fóbico. Tuvo que apoyarse en su psicólogo para poder siquiera salir a la calle y no sufrir un ataque de pánico. Mariana es arquitecta, decora vidrieras y tiene una fijación con encontrar a Wally (del libro Buscando a Wally) en la ciudad. Acaba de terminar una relación de 4 años con un tipo con el cual poco tenía en común.
Las casualidades de la vida, o el destino para algunos, hicieron que los personajes se vayan conociendo inconscientemente. Ambos deprimidos por sus vidas monótonas, tratan de transitar el pasar de los días de la mejor y más segura manera posible; sin cambiar nada. Aunque en la película la igualdad sea una constante, hay cierto progreso en los personajes el cual se alinea con la cercanía que tienen el uno con el otro. Es decir, a medida que maduran y crecen, van tomando decisiones para prosperar que van de la mano con sus espontáneos y cada vez más grandes encuentros. Conectados por una era virtual y el internet, estos se plantean la posibilidad de que su relación con las personas, con el mundo, sea cada vez más pequeña e insignificante. "¿Tantos kilómetros de cable sirven para unirnos o para dejarnos en nuestro lugar?"
Filmada de una manera inusual, con una voz en off y tonos fríos, Medianeras muestra a Buenos Aires de una manera distinta, haciendo hincapié justamente en la palabra dueña de su título. Compara al ser humano con estos oscuros pedazos de pared que por momentos son culpables de mostrar la realidad que uno muchas veces decide esconder. Son lugares poco agradables y atractivos, en absoluto románticos. “Todos los edificios, absolutamente todos los edificios tienen una cara útil que no da al frente ni al otro frente. La Medianera.
Superficies enormes que nos dividen y nos recuerdan el paso del tiempo. El smog y la mugre de la ciudad. Las medianeras muestran nuestro estado más miserable, reflejan la inconsistencia, las grietas, las soluciones provisorias. Es la burbuja que escondemos debajo de las alfombras. Sólo nos acordamos de ellas excepcionalmente cuando vulneradas por la inclemencia del tiempo, dejan filtrar sus reclamos. Las medianeras se han convertido en un medio más de la publicidad, que en raras excepciones han logrado embellecerla. Por lo general, son dudosas indicaciones de los minutos que nos separan de los supermercados o de la comida rápida, anuncios de lotería que nos prometen mucho a cambio de nada. Aunque últimamente nos recuerdan la terrible crisis económica que nos dejó así de desocupados. Contra toda la opresión que significa vivir en esta caja de zapatos existe una salida de escape ilegal, como todas las salidas de escape. En clara contravención a las normas del código de planificación urbana se abren una minúsculas e irregulares e irresponsables ventanas que permiten que unos milagrosos rayos de luz iluminen la oscuridad en la que vivimos.” Yo creo que el punto que muestra un avance en los personajes y en la película es la secuencia en la cual ambos, sin saberlo, deciden darle luz a sus departamentos deprimentes, y así a sus vidas. Probablemente una de mis nuevas escenas favoritas en el cine, ellos dos escuchando “True Love Will Find You” de Daniel Johnston en la radio, disfrutando de sus nuevas ventanas, por ende nuevos comienzos. Ese paralelismo muestra perfectamente cómo el internet y la modernidad pueden unir a dos seres tan distintos y lejanos y acercarlos mostrándoles sus similitudes. No es casualidad que esa canción fuese la que estaba sonando en ese instante, ya que cómo el título lo indica, Martin y Mariana fueron unos privilegiados a los cuales efectivamente el amor los encontró. Lo que ambos necesitaban en sus vidas era eso, encontrar un amor, una persona, que acepte sus “medianeras” y así estas se potencien logrando un edificio; una fachada hermosa que por más que presente rajaduras se para firme y seguramente frente a una sociedad que poca importancia le da.

“Buenos Aires en la era del amor virtual”, una frase que engloba lo que este filme intenta transmitir.
24 de Mayo 2021

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