Si hay algo que todo artista busca indiscutiblemente en su carrera, es dejar su impronta personal, su “marca” entre la gente. Wesley Wales Anderson con tan solo 52 años no solo logró esto, sino que reivindicó la importancia de la estética en el séptimo arte.  

Simetrías perfectas, paletas que tienden a lo monocromático, personajes excéntricos y detalles curados a la perfección. Estas son solo algunas de las características que nos permiten diferenciar las obras de este director al segundo.
Las historias que forman parte
Su filmografía data desde el 1996, año en que estrenó su ópera prima “Bottle Rocket”, co-escrita y protagonizada por su íntimo amigo Owen Wilson. A esta le siguió “Rushmore” (1998) que, dato curioso, fue grabada en la secundaria de Wes y simula su experiencia en la misma. Al ser sus primeros trabajos, estas dos carecen del tan distintivo estilo visual al que estamos acostumbrados aunque sí tienen la esencia de su discurso narrativo habitual.  

Ya en 2001, el cineasta se embarca de lleno en su técnica cinematográfica con “The royal tenenbaums”. Con una familia disfuncional como protagonista y la ciudad de Nueva York de fondo, esta cinta logró la primera nominación de Anderson en los Oscar y aseguró que toda la industria del cine conozca su nombre.
De ahí en más, todas sus producciones portan la identidad audiovisual tan cautivante de este director. Entre ellas están “The Life Aquatic with Steve Zissou”(2004), “The Darjeeling Limited”(2007), “Moonrise Kingdom”(2012) y “The Grand Budapest Hotel”(2014). Esta última siendo el mayor éxito de su carrera obtuvo 9 nominaciones en los premios de la academia, 11 en los BAFTA y ganó el Globo de Oro como mejor película. 

Y no menos importantes, sus dos películas en stop-motion: “Fantastic Mr.Fox”(2009) y “Isle of dogs”(2018). Es verdaderamente increíble ver el proyecto final que logró Wes en estas dos. En una actualidad donde la animación digital reina este rubro arriesgarse a hacer algo completamente diferente, que puede resultar como un completo fiasco al presentarse en carteleras, es totalmente admirable. Y ni hablar del trabajo y detalle que conlleva animar una película con esta técnica.
El 18 de octubre de este mismo año, se estrena la reciente “The French Dispatch” en el país, la cual recibió una ovación de nueve minutos en el Festival de Cannes. Ya valorada como una de las mejores películas del 2021, se la describe como una carta de amor al periodismo y a la revista “The New Yorker”.
LA REPETICIÓN DE PERSONAJES
Es probable que al ver más de una película de Anderson encontremos voces y nombres conocidos que se repiten continuamente. Y es que él mismo admitió que “le gusta ver las mismas caras cuando llega al set” y que trabajar con las mismas personas ayuda a que todo funcione correctamente de forma natural. “Al contar casi siempre con el mismo equipo, convertía el set en un lugar cómodo”, contó Bill Murray en la promoción de Moonrise Kingdom. Además de este último actor, otras caras frecuentes en sus obras son Owen Wilson, Jason Schwartzman, Edward Norton, entre otros. 

Y no solo tiende a mantener los mismos actores, sino también parte de su equipo. Hay dos nombres que particularmente son importantes, puesto a que terminan de crear la experiencia de lo que una película de Wes Anderson representa. El primero es Robert Yeoman, el cinematógrafo que acompañó ocho de sus cintas, y el segundo es Milena Canonero, quien estuvo a cargo de los vestuarios en cuatro de ellas.
SU INFLUENCIA EN OTRAS ARTES
La marcada estética del director estadounidense es tan renombrada que a lo largo de los años ha influenciado a diferentes disciplinas como la moda, la fotografía o la arquitectura.

Prada es una marca con la que el director mantiene una estrecha relación. En 2013, fue llamado por la misma para dirigir un corto sobre lo que él quisiese, literalmente, y el resultado fue “Castello Cavalcanti”. En 2014, la marca elaboró en total 21 piezas de equipaje para “The Grand Budapest Hotel'' y en 2015, Wes diseñó el Bar Luce para la Fondazione Prada en Milán. 

Adidas también fue la marca responsable detrás del calzado en “The Life Aquatic with Steve Zissou” y tal fue el furor que causaron que la empresa sacó el 6 de noviembre de este año una reedición para la venta en grandes cantidades.
Louis Vuitton a su vez diseñó el equipaje utilizado en “The Darjeeling Limited” y otras marcas como Gucci, Miu Miu y Lacoste se inspiraron en el estilo de Anderson para algunas de sus colecciones.

Gucci y Lacoste en pasarela, inspirados en “The Royal tenenbaums”

Personalmente, las películas de Wes me hacen sentir como si estuviera leyendo un cuento para niños. La abundancia de colores, el movimiento de cámara tan fuera de lo normal y el disfrazar temas serios con una comedia un tanto absurda hacen que todo tenga una mirada divertida, inocente y fantasiosa. La mayoría de sus cintas fomentan esta idea ya que tienen narradores, están separadas por capítulos o se habla en ellas la idea de crear una historia a partir de lo vivido. 

El mundo de Wes es como entrelazar todas las artes existentes y crear una explosion hermosa para los ojos y los oídos. Muchos critican lo irracional de sus tramas pero yo creo que eso es de lo menos importante. Para mí es cuestión de disfrutar su sello artístico y escapar un rato en esas historias tan extravagantes que nos regala.

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